miércoles, 26 de octubre de 2022

LA ROSE DE SAN PABLO - jorge peres

 


..                             LA ROSE DE SAN PABLO


     La noche estaba fría. Era normal … aquél diciembre estaba particularmente caliente … pero por las noches la temperatura caía mucho.

     Fran circulaba con su Citröen. De espacio, ventanilla bajada … sintiendo el aire en la cara.

      Subió por la estatua del Cid y al pasar por la puerta de la Diputación observó que a unos 200 metros, el semáforo cambiaba a rojo.

     En el mismo carril un coche estaba parado junto a ese semáforo … se dio cuenta que el coche ya estaba parado mientras la señal todavía estaba verde … le dio alguna distancia …

    De repente, tres motos, todas con conductor y acompañante rodearon ese coche …

  Los acompañantes saltaron y acercándose rápidamente intentaron abrir las puertas … estaban cerradas por dentro …

     Fran dio las luces largas, aceleró y presionó el claxon.

      Ellos le miraron sorprendidos

     Otros coches aparecieron en sentido contrario.

    Sin dudarlo los individuos se subieron a las motos y desaparecieron por el Puente de los Bomberos.

     Fran avanzó un poco y paró al lado del coche.

    El conductor era una mujer … miraba de una manera fija y rara hacia adelante …

     Le hizo señales con las manos … pero ella no se movió … el coche siguió parado ...

     Fran, paró un poco adelante, salió y se acercó.

Hola! Estás bien?!

     La chica movió ligeramente la cabeza y le miró … solo le miró …

      Fran intentó abrir la puerta … pero seguía cerrada.

Te pasa algo?!

     Entonces ella, en un movimiento inesperado abrió, al mismo tiempo que se caía para adelante … había perdido el conocimiento …

    Rápidamente Fran tomó una decisión … había que sacarla de allí.

     Le quitó el cinturón, la cogió en brazos y la llevó a su coche. Con mucho cuidado la colocó en el asiento de atrás y cerró la puerta. Después volvió al vehículo y lo aparcó al lado.

     Antes de arrancar se volvió hacia atrás y la miró … debería llevarla al hospital ?!! … ahora mismo respiraba tranquilamente … parecía solo estar dormida …

      Decidió llevarla para su casa.

     Fran vivía solo desde su última separación. Tenía una habitación de invitados.

    La llevó ahí, directamente, le quitó la ropa exterior, la acostó y la cubrió con el edredón.

    Se sentó en el pequeño sofá que había al lado y se quedó horas mirándola.

    Sobre las cinco de la mañana la respiración de ella cambió.

    Él se arrodilló junto a la cama.

    Ella abrió los ojos y se asustó.

Tranquila … tranquila … estás segura …

Donde estoy?!

Estás en mi casa. Descansa. Has perdido el conocimiento … yo te vigilo … tranquila … soy enfermero … Quieres un té?

   Ella le miró con insistencia … terminó con un movimiento afirmativo con la cabeza.

      En cerca de dos minutos, utilizando el micro ondas, le preparó un te de manzanilla.

    Cuando volvió a la habitación de invitados la chica estaba sentada en la cama. La había dejado solo con sujetador y bragas … tendría frio.

     Abrió la puerta de un ropero que estaba en una de las paredes y escogió una de sus camisetas.

Toma. Ponte esto … te sentirás más cómoda.

    La chica le agradeció con la mirada y empezó a disfrutar del té.

Yo soy Fran, Fran Rodríguez. Y tu ?… …

    Ella lo miró intrigada … … estuvo algunos momentos así … después le salieron sus primeras palabras …

No lo sé … … …

No lo sabes?! … Y eso ?!!!

No me acuerdo. — su mirada era sincera.

Te acuerdas de estar parada en tu coche?

     Ella lo pensó un par de segundos …

No! — su voz revelaba alguna angustia.

Tranquila. No lo pienses más. Relájate  y duerme un poco. Hablamos mañana.

      Seguía mirándolo.

Yo me voy a mi habitación. Ah! El baño está al final del pasillo.

      Antes de cerrar la puerta ella le llamó.

Fran?

Si …

Gracias …

Sin problemas … descansa … chica misteriosa …


    La noche se arrastró … Fran tuvo dificultad en dormirse …

     Más tarde escuchó como ella se levantaba, usaba el baño y volvía a la cama.

     Con los primeros rayos de sol Fran se levantó. Abrió un poco la puerta de la chica … dormía profundamente … se fue a la cocina … prepararía unas tostadas.

    Capricho … con su tomate … el jamón … el café con leche … pensaba en llevarselo todo a la cama.

Que bien huele !!!

Hola, buenos días. Te iba a llevar el desayuno a la cama …

Muchas gracias … pero ya estoy despierta.

     Por primera vez la miró a la luz del día … era una chica muy interesante …

    Ella se acercó y le ayudó a preparar la mesa.

Ya te acuerdas de como te llamas?

    Su semblante se tornó triste …

No. Lo siento …

Pues yo te voy a llamar … — la miró a los ojos … Rosa … o mejor … Rose … serás Rose.

Me gusta. — finalmente sonrió — Me has dicho que eres enfermero?

Si, en el Virgen de Macarena.

Y hoy no trabajas?

Salí ayer de turno, cuando te encontré … hoy y mañana libro.

    El desayuno descorrió casi en silencio … Fran pensaba que debería hacer … tal vez lo mejor sería darle tiempo … la memoria volvería en cualquier momento …

   Decidió que la llevaría a comer. Conocía un restaurante muy bueno, por detrás del Sanchez-Pizjuan.

      La mañana pasó tranquila … Rose era una compañía muy agradable … se le vía una chica educada … fina …

Sé que no te acuerdas de tu nombre … pero … hay algo, por insignificante que parezca, de que hagas memoria?

     Ella pensó un poco … de pronto su mirada se iluminó …

— Creo que tengo un hermano.

Algo es algo … y te acuerdas de como se llama?

Juammy … no estoy segura …

Nada más?!

Lo siento …

Tranquila … iremos poquito a poco …

   Después de comer dio una vuelta por Sevilla … sin parar el coche … pero se dio cuenta de su aire cansado.

Volvemos a casa?

Mejor … si …

    Regresaron a San Pablo, un barrio antiguo y muy tranquilo.

     Al llegar encendió la tele.

     Ella se sentó en el sofá grande del salón … no miraba la pantalla … su mirada estaba ausente … perdida …

     Él se sentó a su lado.

Tranquila … todo volverá a su sitio …

     Ella no contestó … se acercó a él y reposó la cabeza en su pecho …

    Fran sintió como un hormiguero crecía dentro de si … Rose le gustaba … parecía dulce … cándida …

    Al llegar la noche ella le dice que no tenía hambre … la llevó hasta la cama …

Que descanses, Rose.

Gracias … por todo …

De nada. Gracias a ti … fue un día muy agradable.

Quieres quedarte?! … … — lo cogió de sorpresa … se quedó momentáneamente sin palabras … pero recuperó …

Si … claro … pero no lo voy hacer … al menos, no de momento …

Me gusta tu compañía …

Y a mi la tuya … pero iremos con calma … Que descanses.

    Cerró la puerta luchando con su “yo” interior … pero decidió que no debería hacerlo …

     Aquella noche durmió mejor … se despertó ya con sol en la habitación … y un olor … divino …

    Se levantó y corrió a la cocina.

    Rose preparaba unos huevos rotos.

Hola … que haces?!!!

Busqué en la nevera y encontré huevos y chorizo … espero que te guste …

Me encanta …

    La miró durante el desayuno … que guapa era … sentía ganas de abrazarla … de besarla … en un determinado momento sus miradas se cruzaron … ella bajó los ojos … sonreía … el cogió su mano … ella no la quitó …

    Fran se decidió … ahora iría besarla …

  El flujo de sus pensamientos fue inesperadamente interrumpido por fuertes pancadas en la puerta de entrada … la puerta era de hierro por lo que el sonido sonaba como petardos …

    Fran se levantó y fue abrir.

   Del otro lado de la puerta un hombre alto, muy elegante le miraba con semblante cargado …

Buenos días. Busco a mi esposa.

Perdón?!!!!!

Desde la puerta se veía el salón. El hombre apuntó con la mano …

Aquella es mi esposa.

Rose?!!!!

Que Rose?! Esa es DOÑA EMILIA DE LA CONCEPCIÓN BUCARELLI Y RIBERA, la condensa de LEBRIJA Y UTRERA.

   Fran estaba completamente alucinado … miró Rose, pero ella tenía una cara igual de incredulidad.

   El silencio momentáneo era pesado e incómodo.

   Fran reaccionó.

Entre por favor, señor …

Perdón … no me he presentado … soy JUAN DE MERÍN Y SABOYA.

    Le acompañó hasta el sofá. Rose siguió en la mesa intentando absorber la situación.

Comprenderá, señor Marín, que es algo complicado. Rose perdió la memoria.

Si. Lo sé. En estos tres años que llevamos casados este es el tercer brote.

La encontré hace dos noches.

También lo sé.

Ah si! Y como?!

Las cámaras de tráfico. Vi como usted hacía huir al bando de atracadores. Después vi como la metía en su coche. Por la matrícula conseguí su dirección. Me la han pasado hace unas horas … y aquí estoy … Fran, verdad?

Si!

Mire, yo sé que es todo muy fuerte para usted pero yo puedo probar todo lo que digo.

    Sacó de su móvil y empezó a mostrar algunas fotos. En ellas estaban las del día de su boda, viajes que hicieron juntos … los dos en una gran casa …

    Rose se acercó, y también miró las fotos … después de otro momento de profundo silencio, ella tomó la iniciativa.

Voy a por mi ropa … acompañaré a mi … marido …

   Media hora después, Fran ya estaba solo … todavía sentado en el sofá intentaba comprender todo lo que había pasado … lo había soñado?! Pero miró la mesa … ahí todavía estaban los dos platos … los dos vasos … Rose … le había cavado hondo … le gustaba … le gustaba mucho … pero … seguramente había sido una anécdota más de la vida.


                           ---------------//-------------


   Una semana después, Fran estaba de nuevo disfrutando de su día libre, terminando de comer.

     Suaves pancadas en la puerta interrumpió el silencio.

    Al abrir tuvo una sorpresa …

Rose !!!

Si … aunque soy Emilia … puedo?

Claro … entra. Vienes sola?

Si.

    La miró mientras entraba … estaba todavía más guapa … siempre elegante …

Has recuperado tu memoria?

Si ya me acuerdo de todo lo mío.

Y está todo bien contigo?

Bueno … si.

Que pasa?

Mi marido no es propiamente lo que había imaginado para mi vida.

Te maltrata?

No! Tranquilo. Pero no estamos enamorados … ni yo … ni él …

Y porque no haces un cambio en tu vida?

No puedo, Fran. Mi matrimonio ya estaba pactado desde que era yo una niña de 10 años. Hay intereses de familia contra los que no puedo ir.

Comprendo. Pensé que hoy por hoy eso ya no pasaba.

     Sonrío …

He venido para darte las gracias.

De qué?!

Me defendiste … me cuidaste … en ninguno momento me has faltado al respecto … ni aprovechado de mi situación más … débil …

    Se miraron en silencio ...

Tengo que volver.

Ya!!! Gracias por haber venido … te echaba de menos …

     La acompañó hasta la puerta.

    Antes de abrirla ella lo abrazó … le miró a los ojos … lentamente sus bocas terminaron fundiéndose en un largo y tierno beso … después fue ella quien abrió la puerta.

Adiós Fran — de sus ojos caían abundantes lagrimas …

     La puerta se cerró sin dar tiempo de reacción a Fran … las palabras le salieron casi dos minutos después …

Adiós … DOÑA EMILIA DE LA CONCEPCIÓN BUCARELLI Y RIBERA … que te vaya bonito …

    Sabía que jamás la volvería a ver … para el siempre sería Rose … la Rose de San Pablo …



                                   fin





martes, 11 de octubre de 2022

LAGRIMAS ... DE CRISTO ... - jorge peres



 .

             ... LAGRIMAS ... DE CRISTO ...



        Paró de llover. Así estaba el día, alternando entre la lluvia y algún momento de sol.

        Y él aprovechaba todos los momentos.

     Sentado en el suelo, ignorando quien pasaba, moldeaba con las sucias manos la tierra mojada, como si fuese barro.

     La verdad es que iba tomando forma … se podía reconocer la figura de una mujer … los detalles impresionaban a quién pasaba y le iban dejando comentarios que él ni escuchaba …

       --- Pare el carro.

       Era una voz femenina, enérgica … firme …

     El niño volvió la cabeza en la dirección del sonido … un carruaje muy rico se había detenido a pocos metros de él.

       --- Eh! Niño. Acércate. --- le hablaba el cochero.

     Llevó algún tiempo a comprender que las palabras le eran dirigidas a él.

      --- Yo ?!!

      --- Sí!! Tú! La duquesa de Montepensier quiere hablarte.

Con un poco de miedo se acercó al carro cerrado. La puerta se abrió …dentro apareció la cabeza de una mujer … joven … muy guapa …

      --- Cómo te llamas?

      --- Antonio.

      --- Qué estás haciendo ahí en el suelo?

      --- Nada …

     --- Parece una mujer …

     --- Sí … pasó por aquí hace un rato …

     --- Cuantos años tienes?

     --- 12

     --- Y quién es tu padre?

    --- Manuel Susillo, vivimos aquí cerca …

    --- Y tú andas en el colegio?

    --- Si señora.

   --- Vale. Solo quería conocerte. Sigue con lo que estabas haciendo …

   La puerta se cerró y el carruaje siguió por el camino de tierra. 

      Unas horas más tarde cuando llegó a casa, su padre estaba muy feliz …

        --- Antonio … ha estado una señora hablando contigo?

       --- Sí, papá …

      --- Y tú qué estabas haciendo?

      --- Nada malo, papá … te lo prometo …

      --- Tranquilo, hijo mío … la duquesa mandó un mensajero.

     --- Aquí?!!!

   --- Sí.. Por lo que parece le ha gustado mucho lo que estabas haciendo … quiere costear tus estudios … quiere que seas alguien importante.

      Sentado en su taller de artista, en la casi completa oscuridad, Antonio pensaba en su vida.

      Con cariño recordaba aquel momento que había revolucionado todo su destino.

        Y de eso hace 27 años … cuántas cosas pasaron desde entonces.

      Al cumplir 17 años, y por indicación de la duquesa fue presentado a José de la Vega Marrugal, gran pintor que le abrió la mente a nuevas ideas y nuevas técnicas.

     No paró jamás … trabajó en París … Roma … volvió a Sevilla como alguien importante …

        Se acordó de Antonia, el gran amor de su vida … gruesas lágrimas le cayeron por la cara al revivir el momento en que le comunicaron su muerte … con ella perdió también a su hijo …

        Se dedicó, entonces, al trabajo …

       También se acordaba del día en que unos soldados le entraron por aquél mismo taller donde se encontraba.

      --- Antonio Susillo ?!!!

      --- Sí!

   --- Queda informado que mañana por la mañana le visitará su majestad, La Reina!

    Le invadieron los nervios … pero a la mañana siguiente la figura amable y dulce de la monarca lo hizo sentir muy confortable.

    Aquella visita significó más ventas, más trabajo, y, claro, más dinero.

       Dinero que ahora mismo le faltaba.

       Miró al otro lado del taller … por entre la oscuridad se erguía el Crucificado de la Misericordia …. su última obra … la que esperó ansiosamente fuese su salvación económica …

      Por su cabeza pasó la discusión que tuvo con María Luisa, su segunda esposa.

       Las discusiones con ella eran frecuentes … demasiado habituales …

       Sentía que ella esperaba de él una vida de alta burguesía … pero su situación económica era desesperada … sus costumbres dispendiosos tampoco ayudaban en nada.

       Aquel día decidió llamarla al taller y tener una conversación seria sobre el tema.

        Lo escuchó siempre con una media sonrisa entre los labios.

       Él le mostró el Cristo que estaba acabando, y le explicó que podría estar ahí su respiro económico …

       Pero ella se reió y antes de salir le dejó unas frases ...

      --- Tienes que comprender que eres un perdedor y que yo no tengo la culpa de eso … estoy acostumbrada a un tipo de vida y te digo que la voy a mantener … tampoco comprendo que piensas conseguir con esa crucificado ahí … no tiene nada de especial … además tiene los pies cambiados …

      Al decir esto, cerró la puerta detrás suya.

        Antonio se quedó helado … qué decía ella? … los pies cambiados? … qué entendía ella de arte? … pero se fue acercando a la escultura aún no terminada…

       Entonces tomó conciencia … María Luisa tenia razón … se había confundido … un terrible error … se había equivocado con los pies del Cristo … y eso … además del desprestigio artístico que ese error acarreaba … significaba su hundimiento completo … a la fecha de aquél día, 22 de diciembre de 1896, estaba arruinado.

       En todo eso pensaba Antonio, a oscuras en su taller … mañana vendrán los de la misericordia a ver la obra que había esculpido para su iglesia … una vergüenza … no podría soportarla …

                                          ****

       --- MAESTRO ANTÓNIOOOO …

       Era Joaquín Bilbao, su alumno más aplicado …

       --- Maestro Antonio … está ahí?

       De dentro del taller solo silencio.

       --- Maestro Antonio … sé que esta ahí …

     Ante de la más completa ausencia de respuesta, Joaquín decidió entrar.

       Al abrir el gran portón la luz inundó el amplio recinto …

      Al fondo estaba el Cristo … y suspendido de una soga … … ….

    --- Maestro … dios mío … socorro … ayuda … aquí … rápido … maestro … maestro …

                                               * * *

       En el amplio salón de reuniones, contiguo al patio de los naranjos de la Catedral, D. Marcelo Spínola recién nombrado arzobispo de Sevilla escuchaba a los nobles que le habían solicitado la reunión con urgencia aquella misma tarde.

       El tema no le gustaba para nada.

       Escuchaba ya al tercer noble, y no hacían más que repetirse …

       Cuando se levantó de su suntuosa silla se hizo el silencio …

       --- Señores … señores … lo que me pedís es imposible.

     Algunos se levantaron … pero el eclesiástico hizo un movimiento enérgico impidiendo la acción y dando a comprender que ahora hablaría él … sin interrupciones …

      --- A ver … las leyes de Dios y de la Iglesia son claras … jamás tendrá lugar en un cementerio cristiano quien termine con su vida yendo contra los mandamientos …

       --- Por favor … es un caso especial …

    --- Por favor no insistan … sería un mal ejemplo por parte de la Iglesia y un precedente muy peligroso.

         Tres golpes se escucharon en la puerta de acceso.

D. Marcelo miró la puerta cerrada con aire de enfado …

         --- Quién osará interrumpirnos?

       La puerta se abrió totalmente y una mujer de unos 60 años, entró amparada por dos pajes...

       El arzobispo cambió de inmediato de actitud.

       --- Doña Luisa … a qué debo el honor de su visita --- substituyó a los pajes y la ayudó a sentarse.

        La infanta tenía los ojos rojos y llenos de lágrimas.

        --- Ya imaginará el favor que le vengo a pedir …

       --- Lo sé señora … pero sinceramente no sé qué hacer …

   Doña María Luisa de Borbón le entregó un papel que traía cuidadosamente enrollado en la mano. 

      --- Y esto qué es, señora?

     --- Eminencia, conozco las leyes de la iglesia. Este es un informe del doctor que testificó su muerte --- D. Marcelo leía el documento --- como puede V. Exª confirmar, su muerte fue motivada por un derrame cerebral … y eso es lo que quedará para la historia.

      Todos hicieron silencio en el salón … solo se escuchaban los sollozos cadenciosos de la infanta.

        El arzobispo abrió los brazos con la impotencia que sentía ante aquella situación.

         --- Vale … que no se sepa la verdad de los hechos, pueden enterrar al escultor en el suelo sagrado del cementerio de San Fernando.

     Fuera esperaba toda una multitud ansiosa por la decisión. El primero en enterarse fue Joaquín que corrió gritando:

         --- Lo conseguimos … lo conseguimos …

        Al llegar al taller de Antonio unos hombres estaban esperando.

       --- Quién sois?

       --- Y vos?

       --- Soy Joaquín Bilbao, discípulo del difunto Antonio Susillo.

    --- Nosotros somos de la misericordia, tenemos información de la muerte del artista y vinimos a recoger el Cristo que encargamos.

      --- Lo siento, no lo podéis llevar.

      --- Porqué? Nos han dicho que estaba ya concluido.

    --- Sí, pero el maestro dejó en el testamento que ese Cristo se iría con él a su tumba.

     Antonio Susillo, otro de los discípulos del malogrado escultor llegó a tiempo de escuchar las últimas palabras de Joaquín. Expresó su extrañeza cuando los hombres de negro se retiraron.

       --- Eso es verdad?

       --- No.

       --- No comprendo … porque lo has dicho?

      --- Sabes cómo el maestro estaba disgustado con el error de los pies … no quiero que se rían de él.

        La noticia corrió por toda Sevilla. Antonio Susillo sería enterrado en el Cementerio de San Fernando y tendría en su tumba la escultura del Cristo que tanto sufrimiento le causó.

      Al día siguiente fueron miles los que lo acompañaron aquella que sería su última morada.

         Pasaron tres semanas … Joaquín Bilbao, Antonio Castillo y Lorenzo Varella, todos discípulos de Susillo compraron unas flores. La idea era desplazarse al cementerio a rendir homenaje a su maestro … lo echaban de menos.

         A aquella hora no había nadie y se respiraba la tranquilidad fresca y húmeda que proporcionaba aquel invierno.

       Cerca de 200 metros ya se veía, recta, la figura del Cristo, indicando que allí reposaba el cuerpo sin vida de Antonio, su autor.

             Depositaron las flores a los pies del Cristo.

            Joaquín, levantó la cabeza y lo que vio lo hizo quedar estático.

            Los otros dos se dieron cuenta de que algo pasaba.

            --- Qué tienes Joaquín ?! … estás blanco … hombre …

           Joaquín apuntaba al Cristo.

           Los dos miraron … pero no les pareció ver nada raro …

          Con la voz entrecortada, Joaquín murmuró …

         --- Los ojos … los ojos … el cristo llora …

       Entonces fijaron la mirada en la cara de la figura … no había dudas … de sus ojos salían gruesas lágrimas … milagro … aquel Cristo lloraba la muerte del hombre que le dio vida.


                                                     La verdad:


        Esta es la leyenda del gran escultor sevillano Antonio Susillo. En los últimos años de su vida la leyenda se aleja de la realidad en muchos detalles.

      Es conocida mi gran afición por los enigmas, pero, la verdad, el enigma de la historia de Susillo es posible de clarificar … o sea … no hay enigma.

      El gran Cristo existe, basta visitar el Cementerio de San Fernando.

     En verdad, Antonio Susillo se suicidó en el día 22 de diciembre de 1896, pero no se ahorcó, se disparó en la barbilla con una pistola junto al río Guadalquivir en la zona de San Jerónimo.

      El motivo, no creo que haya sido el Cristo de los pies cambiados … por una razón para mi muy evidente … Antonio terminó su Cristo en 1890 y se suicidó 6 años más tarde … no veo la secuencia.

       Los motivos parecen estar en su imposibilidad de hacer frente a las ya abultadas deudas que tenía, muchas por culpa de su segunda mujer que le destrozó todo lo que tenía ahorrado.

    Su informe de defunción registra que murió por un derrame cerebral, lo que es verdad, solo que no especifica que ese derrame fue causado por un disparo voluntario.

      Ese el informe que fue entregado al guardián del cementerio y le abrió las puertas a la “tierra sagrada”.

        Las “ lágrimas de cristo” también son reales, pero explicables.

    Se detectaron unos meses después de su entierro y fueron veneradas como milagro hasta que unos diez años más tarde un grupo de ciudadanos decidió cambiar su tumba del lugar original donde había sido enterrado a una parcela en pleno centro del Cementerio, sitio donde se encuentra todavía.

       En el transporte de la gran cruz se dieron cuenta que Antonio, para aligerar el peso, la había esculpido hueco.

        Como tenía una apertura en cada ojo entró por ahí un enjambre de abejas que con el tiempo construyó ahí su colmena, por eso el nombre de Cristo de las Mieles.

        Lo que escurría por los ojos de la figura era miel, pura miel de abeja …

         Así encontraron una dulce explicación a las … lágrimas de Cristo 



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