. . ORGULLO TARDÍO
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Miró el calendario mientras desayunaba … el folio, clavado en la pared, marcaba el 19 de abril de 1992.
Rafael comía su tostada con jamón y aceite … un placer del que disfrutaba en cada mordisco …
Su esposa ya había salido para el trabajo … él se preparaba para afrontar su primer día de vacaciones … también miraba con expectativa la inauguración de la Expo … sería al día siguiente.
Ya estaba terminando de recoger y limpiar la cocina cuando sonó el timbre.
Miró el reloj … poco pasaba de las 10 de la mañana … quien sería tan pronto?!
Era Marcelino, un viejo amigo.
Aunque mayor que Rafael, Marcelino ya iba por los 70, llevaban años de amistad y, se podría decir, que de alguna manera, eran hasta confidentes.
— Entra Marcelino. Que hace un jubilado fuera de la cama a estas horas? Muy pronto, no?!
— Necesito hablar contigo — el tono era serio.
— Vale … siéntate y cuentame.
Pasaron al salón y al sofá.
Marcelino manifestaba algún nerviosismo … le costaba empezar ...
— Mira … Yo sé que es un tema que a ti no te gusta …
— Sea lo que sea, tranquilo … suelta.
— Vengo hablarte de tu padre.
La cara de Rafael cambió … se quedó más sombría … cerrada …
— Ya sabes que no quiero hablar de ese señor.
— Espera, Rafa … sabes que no te sacaría el tema si no fuese importante …
La relación de Rafael con su padre era nula. Su decepción, como hijo, fue aumentando en la medida que iba conociendo el historial de la figura paterna …
Juan de Gárfia, era un hombre descendiente de una noble familia sevillana. El levantamiento del 36 le pilló con 31 años recién cumplidos. Toda la familia apoyó a Franco, cosa que desagradaba profundamente a Rafael, nacido mucho después y conocido por sus tendencias políticas de izquierda. Desde muy joven que recusaba a presentarse con el apellido de su padre … lo conocían como Rafael, a secas. o, Rafael Domínguez, el de su madre, a quien la muerte había llevado, era él muy pequeño. Se había independizado a los 19 años al irse a vivir con su novia de la infancia con quien se terminó casando 3 años después. Con su padre mantuvo el contacto mínimo … cumpleaños y navidades.
Más tarde descubrió nuevos datos de él, durante la guerra civil.
Le cayó en las manos una foto, sacada en el Ayuntamiento de Sevilla, fechada del 1938 … lado a lado … su padre … de uniforme militar … y … … Quepo de Llano … … entonces tomó la decisión de cortar radicalmente el contacto … cero de cero.
— Sinceramente, Marcelino … no me interesa saber nada de mi padre … Lo tengo claro.
— Rafa … espera … … tu padre fue ingresado esta noche en urgencias del Virgen de Macarena … está muy mal … sabes que tiene 87 años … … los médicos dicen que tienen solo para horas …
Rafael se mantuvo algunos minutos en silencio …
— Lo siento por él … para mi ha muerto ya hace mucho.
— Y si estuvieses equivocado?
Rafael hizo un movimiento de sorpresa …
— Equivocado?! Yo ?! Marcelino, hablamos de un miembro de la dictadura … un fascista activo … amigo del “carnicero de Sevilla” lógicamente, un hombre con las manos manchadas de sangre … me avergüenza … no puedo tener nada que ver con una persona así!
— No siempre las cosas son lo que parecen, amigo mío …
— Tengo una foto, Marcelino.
— Una foto de un capitán al lado de su general.
— Muy claro … No!!!??
— Rafael … tu padre te escribió una carta hace unos años … me la entregó con instrucciones para que te la ponga en manos cuando ya no esté … pero siento que tengo que dártela antes … ahora …
— Una carta ?!!!
— Si. Solo te pido que la leas … por favor … lo harás ?
Mientras hablaba, sacó del bolsillo de su abrigo, un sobre y lo dejó en cima de la pequeña mesa que estaba cerca del sofá.
Hubo unos momentos de duda …
— Por favor, Rafa …
Rafael abrió la carta …
“ - - - Querido hijo :
Si estás leyendo esta misiva es porque ya no estoy en el mismo mundo que tu …
Sé que estás muy decepcionado conmigo … te comprendo … yo, con la información que tu tienes … pensaría igual …
Ahora ya te puedo contar algo que no me arriesgaba que fuese de tu conocimiento antes de hoy.
Cuando en 1936 empezó el levantamiento toda nuestra familia lo apoyó. Me alisté en el bando de los nacionales y lo hice convencido de que era necesario un cambio … inicialmente nadie pensaba en una guerra civil … la teoría era llegar a Madrid, controlar fácilmente y cambiar el gobierno … cuando Quepo de Llano llega a Sevilla empecé a darme cuenta de que la cosa se podría complicar … que iría para largo … en poco tiempo Quepo me hace capitán y yo, después de mucho reflexionar decidí ser un elemento de la resistencia utilizando mi posición para ayudar a librar gente de los pelotones de fusilamiento … algunos conseguí … otros … infelizmente … no.
Hubo que mantener la fachada, igual que después de terminada la guerra … si mi jefes me descubrían me matarían … a mi y a la familia …
Cuando en el 75 se muere Franco pensé en contártelo … pero las fuerzas del régimen se han mantenido por mucho tiempo … no me arriesgué … hasta hoy …
Espero que, cuando pienses en mí, me puedas perdonar … yo siempre he tenido mucho orgullo en ti, hijo mío.
Tu padre
Juan de Gárfia . . . “
Rafael suspiró … volvió a cerrar el sobre y lo colocó de nuevo en la mesa … su mirada seguía dura.
— Que te ha parecido?!
— Pues … el esfuerzo de alguien en intentar cambiar mi opinión … un conjunto de chorradas y mentiras …
— No son mentiras, Rafael.
— Tampoco se puede confirmar nada de lo que escribe … por eso … nada ha cambiado para mi.
— Todo se puede confirmar, Rafa … has pensado que después de terminada la guerra la situación económica de tu padre cambió? Tu siempre lo has conocido como mecánico de coches … piensa que los colaboradores del régimen fueron recompensados después de terminado el conflicto … tuvieron cargos importantes … … hay cosas que desconoces
— Como cuales?
— Tu padre era conde.
— Conde?!!!
— Si. Tu abuelo era conde de Gárfia y al morir, tu padre heredó el título. En la pos guerra se empezó a murmurar sobre sus actividades paralelas. No se ha podido confirmar nada pero, por si acaso, Franco le quitó el título y los terrenos y casas de tu abuelo. Tu padre se quedó en la ruina … pero echó manos y siguió adelante.
Rafael lo escuchaba callado …
— Y te digo más, Rafa … yo … yo estoy vivo gracias a tu padre.
— Tu ?!!! Que tienes que ver con toda esta historia?
— Mira … te voy a contar algo de mi vida de lo que jamás he hablado … a nadie … … en julio de 1936, cuando nos llegó la información de que venían los nacionales yo era miembro del `partido comunista. Inmediatamente organizamos la resistencia … quisimos ir al almacén de armas, en Triana … pero sus militares llegaron antes … nos dividimos en pequeños grupos … a mi me tocó defender el Ayuntamiento pero, al llegar ahí, nos mandaron a la Plaza del Duque …
Quepo mandó bombardear el Ayuntamiento con cañones … aquello fue terrible … al escuchar todo aquél sonido huimos … En la esquina de la Avenida de Miraflores co Maria Auxiliadora estaba el Bazar España … había cerrado ya por insolvencia, pero el edificio estaba vació … ahí nos escondimos … unos 40 hombres.
Quepo lo supo … mandó atacar con todo … con metralletas y fusiles … disparar a matar según saliésemos … Para eso dio ordenes a un hombre suyo para liderar esa ofensiva … tu padre …
Yo y tu padre nos conocíamos, aunque él era más mayor que yo … imaginó que yo estaría ahí … contactó con mi hermano pequeño, que tenía en ese entonces unos 11 años … para mi sorpresa, Pedrito me apareció en el edificio, el solía jugar ahí desde que estaba abandonado … me llevó un mensaje de tu padre … me informaba que, en la mañana siguiente vendrían a por nosotros … pero también me informaba de que, esa noche, estaría un camión en la calle San Juan Bosco. Ahí encontraríamos uniformes nacionales y las llaves en la ignición …
Pensé que podría ser una trampa … yo solo conocía a tu padre de vista … pero ya no teníamos nada que perder …
Sobre las 3 o 4 de la mañana salimos … y ahí estaba el camión con todo lo que había dicho … nos pusimos los uniformes y cruzamos la ciudad pasando todos los controles … abandonamos el camión en Dos Hermanas y cada uno se escondió como pudo …
Estamos vivos, al menos algunos, gracias a tu padre …
Los ojos de Rafael estaban a punto de explotar en lagrimas …
— Eso quiere decir que he estado, todos estos años, siendo injusto con mi padre?!!!!
— Tu no tenías toda la información, Rafa … tu padre no te la dio para protegerte …
Rafael se levantó de un salto …
— Me voy al hospital.
Eran cerca de las 12 horas y el tráfico en el entorno del Virgen de Macarena empezaba a complicarse …
Encontrar un sitio para estacionar el coche era algo difícil … en la Avenida Dr Fedriani era imposible … consiguió aparcar en el Cerezo …
Preguntó en la recepción en que planta estaba su padre. Después de una llamada por el teléfono interno, la administrativa tuvo la respuesta.
— Suba a la planta 5, busque al dr Bonilla. Él hablará con usted.
El hospital tenía varios ascensores … pero para conseguir uno para subir le llevó varios minutos.
Cuando finalmente se abrió la puerta en la planta 5 un hombre de bata blanca lo esperaba.
— Rafael de Gárfia?
Hace muchos años que nadie le llamaba así …
— Si. Soy yo.
— Soy el dr. Bonilla, venga.
Lo siguió. Entraron en un pequeño consultorio. Rafael esperaba encontrar una cama con su padre … pero ahí solo había una mesa y dos sillas.
— Y mi padre? Donde está?
— Su padre ha fallecido hace 15 minutos …
Rafael se quedó blanco.
— Ingresó esta noche con un problema critico de riñones … esta mañana tuvo una parada cardiorespiratória … lo intentamos todo … pero ya era muy mayor … lo siento mucho …
Rafael, a costo contenía las lagrimas …
— Puedo … puedo verlo? - la voz fallaba.
— Claro que si. Acompáñeme.
Lo llevó hasta otra habitación … ahí si, había una cama … un cuerpo … cubierto por una sábana blanca …
— Le dejo solo.
A pasos lentos, Rafael se fue acercando … descubrió la cara de su padre …
— Perdón, papá … llegué tarde … perdón por dudar de tu honor … de tu dignidad … venía a decirte que me enorgullezco de ti … me arrepiento profundamente de las cosas que he pensado y dicho de ti … perdón papá …
Abrazó el cuerpo y lloró convulsivamente … había llegado tarde …
— Perdona … papá …
Entonces sintió una mano en su hombro …
— Relaja … no llegaste tarde … todavía te he podido escuchar … gracias hijo … así me voy mucho más tranquilo … te quiero … adiós …
Se volvió hacia atrás … a tiempo de ver la figura de su padre, sonriendo … y se desvaneciendo en el aire …
Volvió a acariciar el rosto de aquél cuerpo, que fuera su padre … le depositó un beso en la frente …
— Adiós papá. — de nuevo lo cubrió con la sábana.
Salió de la habitación con la cabeza erguida … sentía mucho orgullo … un orgullo tardío ...
fin