FELIZ AÑO NUEVO … HIJO !
Aquél fin de tarde estaba frio … un hielo de diciembre que invitaba a estar en casa …
Pero, ni todos podían hacerlo … unos habían viajado … muchos otros aprovechaban aquella hora para comprar regalos … la navidad estaba a 24 horas de distancia …
Agustín tenía una profesión inusual … además de arriesgada … era ladrón …
Le habían contado, sus fuentes, que la habitante de aquella vivienda unifamiliar, en la avenida Nuno Alvares, casi junto a las estación del tren, estaría vacía.
Era propiedad de una mujer, ya con algunos años.
Por tradición ella solía viajar hasta Lisboa y pasar las festividades con sus hijos …
Por eso Agustín estaba tranquilo … sería un robo fácil …
La noche bañaba ya toda la ciudad de Castelo Branco.
Conocedor de su oficio el sabía que aquellos edificios tenían sistemas de seguridad muy sofisticados … sin embargo tenían un punto sensible … en la parte de atrás … las puertas de acceso del salón al jardín … esa era la más vulnerable …
Ahí se dirigió … una ventosa … un espigón con punta de diamante en el cristal … meter el brazo y girar el cierre de la puerta fue una cuestión de segundos … estaba dentro …
Sacó la linterna que llevaba en una pequeña mochila … sacó igualmente una bolsa grande …
El salón presentaba en las estanterías de dibujo antiguo, al menos estilo del siglo XIX … algunos objectos metálicos … podrían ser de plata …
Agustín empezó a llenar la bolsa … no había muchas cosas que llamasen su atención, la verdad … buscaría en otros lugares de la casa …
En la cocina tampoco habían artículos valiosos …
Agustín empezó a pensar que el robo de aquella noche no iría a quedar en su historia profesional …
— Quien es usted ?! … Y que hace en mi casa ?!
El sonido de aquella voz … femenina … en la semi oscuridad … paralizó momentáneamente a Agustín … había gente … sus fuentes estaban equivocadas …
Apagó la linterna al mismo tiempo que se encendió la luz de la cocina …
En el centro de la puerta estaba una mujer … entre 80 y 90 años … no tenía cualquier arma en las manos … le miraba fijamente, pero transmitía una increíble serenidad …
— Buenas tardes … pido perdón … pensaba que no había nadie en casa …
— Y por eso ha entrado usted en una casa que no es la suya … y, por lo que veo … ha cogido cosas que, tampoco son suyas …
Agustín por la primera vez en su ya larga actividad como ladrón sintió vergüenza …
La mujer seguía mirándole …
— Que pasa ?!? … perdió el don del habla ?!
— Para ser honesto me siento avergonzado …
— Avergonzado ?!!? Usted ?!!? Nadie lo obligó ni invitó a entrar … Soy viuda … vivo sola … le parece a usted que esto es justo para mí ?!!
— Lo siento …
— Lo siente ?!!? Y ya está ?!? Podría llamar a la policía ahora mismo … tengo un botón SOS …
— Lo sé, señora … le ruego que no lo haga … me han dicho que usted estaría en la capital …
La cara de la mujer crió sombras …
— Si … era supuesto … pero discutí con uno de mis hijos y al otro le toca turno de trabajo … yo estaré sola … como el resto del año … sabe usted lo que es estar solo ?! Señor … como se llama usted ?
— Agustín …
— Muy bien … señor Agustín … yo soy Eugenia Prieto.
— Estaría encantado de haberle conocida en otra situación … y si … sé lo que es vivir solo …
— No está casado, Agustín ?! … Hijos ?! …
— No, Doña Eugenia … vivo solo … desde mi última pareja ya van unos 10 años …
— Y porque robas las casas de los demás ?! Quieres acabar arrestado ?!?
— La verdad es que casi estuve … pero nunca me atraparon …
— Pero te arriesgas … eres muy joven … cuantos años tienes ?! … 25 ?! … 30 ?!
— 38
— Eres de la misma edad de mi hijo pequeño … pero … veo en ti un fondo bueno …
— Gracias, Doña Eugenia …
— Tienes donde pasar la noche buena ?!
— En mi casa.
— Solo ?!
— Si.
La mujer paró un poco mirándole a los ojos …
— Te gustaría pasarla aquí conmigo ?!
— Me perdonaría usted ?!?!
— Bueno … con la condición de devolver todo lo que tienes en esa bolsa a sus respectivos sitios … y que me prometas que, al menos en esta casa, no volverás a robar …
— Hecho, señora … — contestó sin dudar un segundo … — muchísimas gracias …
— Entonces te espero mañana por la tarde ?!
— Cuente conmigo, Doña Eugenia …
Media hora después todo volvía a su lugar …
— He tapado el agujero del cristal con un poco de plástico … el día 26 repondré toda la puerta …
— Vale. Muy bien.
Eugenia imaginaba que no volvería a ver aquél hombre … pero se sentía bien consigo misma … de que le habría servido llamar a las autoridades y verle salir de ahí con las esposas puestas ?!
Lo ocurrido la había ayudado a olvidar, por momentos, su dolor y tristeza … pero … al volver el silencio … la soledad pesaba de nuevo …
-------//------
Por las 06h de la tarde del día siguiente sonó el timbre de la puerta …
Al abrir se sorprendió … delante tenía a Agustín … parecía otro … muy bien vestido … en la mano portaba una bolsa grande …
— Agustín … sinceramente … no creía que llegases a venir …
— Un trato es un trato, doña Eugenia.
— Está olvidado, chaval … que no te sientas en la obligación de pasar la noche buena con una vieja …
— Me gusta la idea, señora … usted me hace acordar de mi fallecida madre …
— Pues pasa, Hombre … veo que traes una bolsa … has atracado otra casa antes de venir ?!
— No, señora … le prometo que no …
Eugenia le sonrío …
— Vente para el salón … he encendido la chimenea …
Agustín se dirigió a la mesa y empezó a sacar cosas de la bolsa … un roscón de reyes … dos cajas de bombones de chocolate … y un juego de luces para poner en el arbol que había visto en un canto del salón …
Eugenia miraba en silencio …
— Gracias, Agustín … en buena verdad eres un pozo de sorpresas …
En poco tiempo estaban comiendo el bacalao con coles, tradicional de esa noche y que había cocinado Eugenia …
Agustín habló de su vida … ella le contó la historia que estuvo por detrás de su enfado con uno de sus hijos …
Intercambiaron sonrisas y lagrimas …
— Doña Eugenia, me permite usted una opinión ?!!
— Claro que si, Agustín … dime lo que quieras …
— Aun está a tiempo de salvar lo que queda de noche …
— No te comprendo … que quieres decir ?!
— Porque no llama a su hijo y habla con él ?!
— Sabes, Agustín — la voz ahora denotaba tristeza … — pienso que la relación con mi hijo ya no tiene solución …
— Todo tiene solución en la vida, Doña Eugenia …
— Esto me parece que no … …
— Piense un poco, señora … ayer yo era un miserable ladrón que entró en su casa para robar … hoy soy un invitado suyo, sentado en su mesa en una noche tan especial … si usted ha conseguido este milagro … estoy seguro de que conseguirá muchos más …
Eugenia una vez más lo miró en silencio … empezaba a sentir que aquella persona que había conocido en tan extraña situación se estaba transformando … en la voz de su consciencia …
Con gesto decidido cogió el móvil y marcó un número …
— Hola hijo … es solo para desearte una feliz Navidad … Feliz Año Nuevo … hijo !
fin
.
.